Hace
tiempo vengo escuchando un tintineo tan constante como incómodo que me ha
conducido a detenerme un ratito y dedicarle unas cuantas palabras. Para los
melómanos escuchar música es más que una opción; tener de fondo mientras se
realiza cualquier actividad algo de música es una forma de compañía, puede
incluso cambiar el ánimo en un día gris, nublado o simplemente anodino. En este sentido, cuando asistimos a alguna
celebración, salimos a tomarnos algo y entramos en un pub o discoteca se suele
elegir música que normalmente está remezclada, enlatada y violentada hasta
encajar en los cánones comerciales del momento. Nuestros oídos ipso facto se
adaptan al sonido ambiente y si tenemos ganas de fiesta, bailamos lo que nos
echen sin exigencias. Por eso, cada vez que se asoman por los altavoces los
gorgoritos de un tal Pitbull me entran los siete males porque, lo reconozco:
acabo bailando sus canciones aun pensando lo que pienso del rol que proyecta
con su personaje.
No
digo nada nuevo al afirmar que el cantante que se hace llamar Pitbull está por
todas partes. Actualmente los artistas que más masas de fans movilizan en el
panorama musical internacional (llámese David Guetta, Shakira, Paulina Rubio,
Jennifer López, etcétera) hacen duetos con esta especia de sombra de todos
ellos que se repite hasta la saciedad con sus estribillos como mínimo ramplones
y burdos, por no decir sexistas. Entre las lindeces que suelta por su boca (u
hocico, ya que él mismo se autodenomina como una subespecie canina) se esconden
frases elegantes de no más de ocho palabras, imperativas y que denotan un
escaso dominio del vocabulario ¿Alguien se ha parado a pensar cuántas veces
repite este hombre “dale”?
A menudo
aparece rodeado de rebaños de chicas insinuantes semidesnudas a las que le
gusta llamar “muñequitas”, con una indumentaria un tanto hortera: trajes
impecables estilo Andy García en cualquiera de sus actuaciones de estereotipado
mafioso hispano, zapatos brillantes como el sol, pañuelos y/o corbatines de
seda, gafas tipo aviador que cuando se las quita me recuerda a Torrente… Todo
ello acompañado por una corte de gestos chulescos que denotan autoritarismo
como ese dedo índice en posición de advertencia, o la famosa mueca desafiante.
Todo un personaje. Los decorados de los vídeos son suntuosos y aderezados con
piscinas de agua cristalinas, mansiones de ensueño y vehículos de lujo. Creo que tiene complejo de Mad, el malo del
Inspector Gadget (siempre que puede aparece en un sillón orejero enorme y
siempre busco el gatito).
En
fin, todo esto para decir que a mí no me preocupa en absoluto la vida de este
personaje, ni sus canciones (aunque reconozca que las baile), sino más bien
todo el trasfondo sexista y de sumisión de la mujer que implícitamente lleva
parejo. ¿Quiénes bailan estos temas? Sin duda una importante porción de
adolescentes y jóvenes que puede que no se cuestionen la estampa de un montón de
cuerpos femeninos insinuantes semidesnudos bailándole el agua a un “macho” que
da órdenes con un lenguaje no verbal bastante explícito y de forma avasalladora
solicita favores sexuales. Tanto intento por la igualdad de género en este tipo
de escenas se va por la borda, más si tenemos en cuenta las siguientes cifras
recogidas en el periódico La Vanguardia el
pasado 24 de noviembre:
"La
mayoría de mujeres que llaman al número 016 tienen entre 31 y 40 años (el
40’92%), seguido de las mujeres entre 41 y 50 años (el 25’61%). La cifra de
víctimas de entre 19 y 30 años es del 14’17%, siendo el colectivo que menos
acuden en busca de ayuda y que más agresiones sexuales reciben. Cada vez las
sufren más jóvenes y este año 2011 han sido víctimas 156 jóvenes de entre 11 y
20 años, del total de 434 agresiones
sexuales producidas". Queridas chicas de
mi entorno y de fuera, queridas mujeres de todas las edades y culturas: no os
dejéis llevar por cantos de sireno.
Disfrutad haciendo lo que os dé la gana, no lo que le dé la gana a otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puede dejar su comentario. En el menor tiempo posible serán revisados y publicados, siempre y cuando respeten la libertad de opinión de quien escribe y no contengan insultos o improperios. Muchas gracias por su comprensión.