Una de cal, y otra de arena. En esta ocasión voy a alabar ese maravilloso invento que es la red social más it, más chic, más on: el Facebook -Mark Zuckerberg, permíteme el uso del actualizador delante del nombre de tu hijito. El Caralibro ha revolucionado la forma de comunicarnos a través de Internet hasta extremos aún no estudiados por la inmensa mayoría de los sociólogos del planeta.
Fijaos, acabo de comprobar que el señorito Zuckerberg, creador del Facebook tiene más del doble de entradas en el buscador Google que el inventor de la radio. Veintidós millones ochocientas mil frente a diez millones. Palabra de Google. Pobre Marconi.
La socialización de esta red social es tal que tan sólo en español hay ochocientos millones de perfiles personales, por lo que no es de extrañar que a nivel económico sea, por el momento, un sitio clave para hacer negocio. La proliferación de páginas y perfiles supone una gran oportunidad para muchos comerciantes y empresarios. Es posible darse a conocer al resto del mundo sin gastar astronómicas cifras en publicidad, como antaño. Si sabemos movernos por esta red social podemos contactar con millones de clientes potenciales en todo el planeta, así que no me extraña que muchos comerciantes y empresarios estén apostando por conocer el Facebook.
No obstante, hay que saber moverse en esta red social, ya que los integrantes de ella son tan listos que si detectan movimientos que ellos consideran que son spam, inmediatamente liquidan el perfil o la página. Y claro, si no estás en Facebook, no existes. Duro, ¿verdad? Pues así es la vida. Yo misma estoy ayudando a algunos pequeños empresarios a exponer sus productos y servicios en esta red; creo que ante la crisis actual es bastante positivo aprovechar este filón y darse a conocer en otros lugares. Importante: si no trabajas bien, si no eres legal y profesional, no te querrán ni aquí ni allá.
Con un perfil en el Caralibro se pueden hacer muuuchas cosas: ligotear, jugar a la archiconocida -y jartible- Farm Town, relacionarte con los amantes del turismo rural, presumir de que haces carreras ilegales de coches y exponerte a que te pille la policía, delinquir, extorsionar a menores... No obstante, yo me quedo con lo positivo, porque el Facebook es una herramienta muy importante para encontrar trabajo. Sí, como lo lees. Muchas empresas, antes de contratar a sus trabajadores, se dan una vueltecita por el Face para investigar quién es quién. Y muchas veces puede desestimar a un candidato porque en su perfil aparecen fotos en estado de embriaguez y otros pormenores que dejo a vuestra imaginación. No recuerdo el nombre de una trabajadora norteamericana que perdió su empleo por publicar constantemente fotografías en viajes y fiestas mientras en su empresa creían que estaba en casa enferma con depresión. He ahí una gran falta de pericia y de conocimiento de las opciones de privacidad del Facebook.
En fin, mis queridos lectores virtuales en potencia, este artículo dedicado al Facebook es el primero de la que intuyo una larga lista, ya que hay que reconocer que el temita da juego. Mi primo Zuckerberg, qué tino ha tenido inventando...
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