Como siempre, este 31 de
diciembre volveré a escuchar la canción de Mecano “Un año más”, pero este año me
da que rememoraremos matices, momentos y personas muy diferentes.
Personalmente, echaré de menos muchas cosas, y como melómana empedernida,
seguiré añorando a Mecano y a esos grupos musicales nunca debían haberse
silenciado. Necesitamos que de vez en cuando nos canten las cosas como son, sin
rodeos y sin alabanzas gratuitas a un idílico amor que ni las princesas de
Disney conocen.
Repaso mentalmente la letra de
esta canción. Muchos pileños no acudiremos a “la Puerta del Sol”, pero en mi
pueblo sin duda se mezclarán “las uvas y el alquitrán”. No tendremos un “reloj
de antaño”, pero “haremos el balance de lo bueno y malo”. Me gusta la universal
costumbre de hacer balances, me distrae y creo que es un buen ejercicio para la
memoria. Repasar mentalmente los últimos doce meses de nuestras vidas, en esta
ocasión, no puede dejarme –y creo que a muchos españoles también- un buen sabor
de boca. Han sido tantos y tan variados los acontecimientos que hemos tenido
tanto a nivel nacional como local que difícilmente olvidaremos estos 365 días.
Como otras ocasiones, ha sido un
año en que unos desconocidos pasaron a ocupar parcelas importantes en tu vida y
te tendieron una mano amiga. Otros, aquellos que pensabas eran de tu confianza,
dejaron atrás el Carnaval y se desenmascararon. Despedimos seres queridos y
otros nuevos asomaron sus rostros a la vida. Nos quitaron derechos y aprendimos
que “inventarse un trabajo es mejor que buscarlo”. Mutilaron y asesinaron a
quienes pensaron de forma diferente y nos alejaron de la realidad mundana en
acontecimientos deportivos y de otra índole más oscura. Las palabras “rescate” y “desahucio”
siguieron siendo dos de las más buscadas en Internet. Sobran respuestas, sobra
rabia y dolor. Faltan ideas, iniciativa y amor propio.
Cada cual inclinará la balanza
para un lado; personalmente me niego a ver la parte mala del 2012. Me resisto a
concebir el supuesto último año como una continua tormenta. Tenemos que sacar
fuerzas de donde no las haya y seguir haciendo un esfuerzo por cambiar lo que
nos rodea, ponerle imaginación y buscar lo positivo en cada momento. La inmensa
mayoría de los ciudadanos seguiremos estirando los euros para pagar la
hipoteca, seguiremos soñando con un mini viaje, si cabe, o con un trabajo que
nos dignifique, pero seguiremos teniendo el poder de cambiar las cosas. Basta
con creerlo.
Este año nos han quitado muchas
cosas, sobre todo materiales, pero no nos pueden arrebatar los sentimientos, la
rebeldía, el sentido común, la voluntad por hacer mejor las cosas y el afán de
superación. Lo sé, es mi opinión personal, pero si hacemos extensible esta
visión probablemente nos sintamos mejor, ¿acaso no es preferible intentar
cambiar las cosas a permanecer de brazos cruzados quejándonos? Disfrutemos de
los últimos momentos de 2012 y plantémosle cara al 2013. Feliz esfuerzo a
todos.
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