viernes, 5 de octubre de 2012

Mañana cumplirá dos años

Mañana cumplirá dos años. Suena a tópico, pero es cierto: el tiempo vuela. Los días, las horas, los momentos pasan sin parar, sin piedad, sin volver atrás. Nunca antes había tomado conciencia de la vertiginosa carrera del tiempo en contra de la vida. Maldito tiempo, eres cruel e indomable. Te escapas y te alejas. Nos alejas del todo y de la nada. Nos acercas al infinito, a lo desconocido y a lo incontrolable.

Ella crece a una velocidad abrumadora. Si hace un año apenas se sostenía, hoy me hace correr tras ella, juega a escaparse, como si ella misma fuera una burbuja de tiempo, de esas que no vuelven más. Sonríe y me enciende el alma. Hasta el día más deprimente me lo llena de ilusión y satisfacción. Es capaz de cambiar hasta lo más profundo de mi personalidad. Solo le basta quererlo. Me debilita y me convence con el brillo de sus ojos, con esa sonrisa traviesa, compuesta de dientecitos separados. 

Tres semanas después de entrar en la guardería, en noviembre del año pasado, comenzó a andar. Creo que fue el instinto de supervivencia: aprendió lo importante que es ser independiente. Y la independencia, uno de los rasgos más palpables de su personalidad (y de la mía, que algo tenía que tener mío) es lo que me entristece porque me recuerda que crece y no es un bebé. Cada vez me necesita menos, ni si quiera soporta que le dé de comer, ya lo hace ella sola desde que cumplió su primer año.
Me hace reír muchas veces porque no puedo casi ni creer que hable con la claridad y precisión que utiliza, como si tuviera más edad, lo que da muestras de cuán imprescindible es en nuestras vidas. 

Me inyecta vida cuando exclama su típico "mamá Elo ven tú", haciendo ademanes y gestos cómicos y me invita a bailar y cantar. Se trata de una excusa, pues lo que quiere es tirarse encima mía para que le haga cosquillas y así nos entre la risa a las dos. Traviesa es toda ella, no disimula ni un momento esta condición. Despierta, sociable, ingeniosa, inquieta, impulsiva, coqueta... Me encanta que le encanten mis pulseras, mis barras de labios y mis tacones, que son suyos también. 

Cada vez es más difícil separarse de ella. Cada vez es más difícil engañarla cuando me voy a trabajar y la tengo que dejar con abu Consuelo, que la quiere más que a su vida. Cada vez es más difícil hablar de la niña sin que ella lo sepa porque es una receptora envidiable y termina conversaciones como si fuera una persona adulta. Sorprende que a su edad ya esté dando clases de inglés... pero a buen seguro hablará el idioma y me embelesaré escuchando su pronunciación. 

Día a día da muestras de su inagotable energía y ganas de conocimiento. Hablando de conocer... no tiene ningún problemas en preguntar "mamá Elo ¿quién es?" si no conoce a alguna persona que habla conmigo. Eso sí, parece discreta, solo lo pregunta cuando la persona se ha ido. Debido a lo sociable que es tiene un excelente grupo de amigos en la guardería a los que conoce en cualquier sitio (a ellos y a sus padres) y se lo pasa en grande cantando, bailando y jugando tanto allí como en la plaza, en casa o donde le pille.

Podría seguir escribiendo horas y horas sin parar de mi sol particular, de mi luz y mi aire, mi niña, pero son suficientes estas anécdotas para dibujarla. Mañana será su cumpleaños. Su segundo cumpleaños. Y yo sigo acordándome de cuando nació, de la primera vez que nos miramos frente a frente y se me saltan las lágrimas porque no hay palabra que explique el amor tan grande que le tengo. No concibo mi vida sin mi niña, sin las sensaciones y experiencias que he vivido y vivo a su lado. Felicidades hija. Mamá Elo te quiere. Todo por ti. 

1 comentario:

  1. Elo, m ha encantado esta entrada, m veo tan identificada!!(aunque mi sol aun tiene un añito) y sí,casi lloro yo tb leyendo "momento nacimiento".

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